Poemas


A MI PERRO

Arrastras esta hoja con los dientes mientras cuento
que te has portado mal y tú lo sabes.

No pido que comprendas las materias
de filósofos y genios elocuentes.
No aspiro a que te creas que hay un dios
y comulgues con la fe en la que he crecido.
Quizá nunca distingas los conceptos de izquierda ni derecha
ni qué es sentir amor.

Me conformo, querido Goya
con que no te mees en el sofá, en las alfombras,
en el suelo de la cocina,
o cualquier lugar que encuentres
menos en los que te hemos asignado.

Tú no lo entiendes.
Tú sólo entenderás por nuestros gritos
que en casa tienes que ir a los periódicos
y que la calle es grande y tienes ancho mundo.

Si yo pudiera, si me dejaran
mear sobre la prensa diaria,
salir a la calle y cagarme en el mundo,
si yo pudiera, querido Goya, sería feliz.

Tú no me entiendes.
No sabes la envidia que te tengo.

---------------------

MELOPEA

Puedo escribir los versos más cachondos esta noche.
Escribir, por ejemplo, que mañana iré a la playa
con mis gafas, mis bermudas y mi tabla.
En mi playa yo me tuesto al sol
mientras dejo que me observen y deseen.
Son las chicas que no aguantan verme así,
con las gotas de sudor entre mi vientre
modelado cual tableta de kit-kat.
Se desmayan. Me llaman la atención
los socorristas. No puedo hacer nada.
Es mi cuerpo irresistible.
Son mis ojos maravilla.
A veces hasta oteo
ambiente de fanáticas en celo
buscando los bikinis
más minúsculos. Los pechos
más firmes. Las chicas más tiernas.
Y a veces hasta elijo cuál usar
como máquina de sexo en madrugada.
Soy irresistible.
Soy irresistible.
Soy irresistible si el insomnio
me impide conciliar un dulce sueño.
Y es por esto que puedo
escribir los versos más cachondos
esta noche.

---------------------


CASI UNA PARÁBOLA

Padre,

hasta el más suave roce con el manto,
cuando sacudo las tres últimas gotitas,
o cuando el agua del Jordán toca mis huevos,

siento una extraña sensación que me produce
como poesía azul, placer tan grande,
que hasta la vida eterna y todo me la suda.

Padre,

cuando me acerco a predicar a las putas
y se redimen confesando sus pecados,
su lujuriosa vida de complacencia ajena,

mientras las miro, de reojo, sudoroso,
yo que proclamo ser el Rey de los Judíos,
pienso en lamer con furia aquellos pechos.

Padre,

Tú me enseñaste a predicar con el ejemplo,
como el milagro de los penes y las paces,
dar de comer y que comamos todos.

Por eso quiero, Padre, tan solo un polvo.
Y cuando esté alzado en la cruz,
abandonar el mundo en paz, y sonriendo.


---------------------

A CORAZÓN ABIERTO

No penséis en la belleza del poeta
como un hecho constatado y lógico.

No os dejéis engañar por la palabra
colocada de forma tan perfecta
que transmite emoción y desenfrena.

No idealicéis al poeta, no lo merece.

Es un triste pecador que vive solo
se emborracha y nunca reza.

Tras esos versos, de perfilada metáfora,
hay complejos de la infancia,
mala leche,
barrigas cerveceras y alopecia.

Sé que cuesta creerlo al conocerme,
pero no todos los poetas son tan guapos.


---------------------

MALABARISTA

Cruzas 3 pelotas en el aire
cuatro pelotas
y de repente, de la nada,
ya hay 5 pelotas

que dan vueltas con tus manos
ágiles. 6 pelotas. Malabares
de alto riesgo.
10 pelotas.

37 pelotas.
Y ya me cuesta hasta llevar la cuenta.
Y sigues
con 94 pelotas

dando vueltas en círculo,
y tú, la vista al frente, como si nada,
sin apenas esfuerzo
y el resto acojonados al mirarte,

y tienes ya en el aire cerca de 200
pelotas
girando
a tu alrededor. Casi ni se te ve.

Y terminas el número controlando
el giro de 341 pelotas.
Saludas.
Gritos. Euforia y aplausos en la grada.

Para el siguiente número
anuncian a los payasos.
Sale uno y toca una bocina.
Carcajada unísona del público.

Sale otro payaso y pisa al primero
con sus enormes zapatos. A los 10 segundos
de humor ya nadie te recuerda,
malabarista.


---------------------

VIDA NUEVA

Hoy me ha tocado abrir el día,
estrenar el mundo, ser el primero
de todo el edificio que sube las persianas;
ser el primero también
en recibir la luz de un lunes recién amanecido,
una luz aún suave y tímida, a punto de romper.

Hoy lo he estrenado todo:
Las cucharas de siempre son hoy cucharas nuevas
y las tazas, la leche, el cola cao.
(Soy el primer hombre de la tierra en probar el cola cao
y estaba bueno, sí, tiene futuro.)

Me he dado una ducha y el agua ha nacido para mí.
Me he sentado en el sofá y aún olía a nuevo.
Y aquí estoy, sin nada nada más que hacer.
No tengo trabajo. Me pasaré el tiempo
viendo la televisión, programas que se irán creando
según los mire, y que tal vez ya existan
en mi recuerdo o en mi imaginación
(si es que hay alguna diferencia).

No pienso moverme de aquí en todo el día
o en toda la vida
(si es que existe alguna diferencia).

Y por la noche cerraré los ojos
y el mundo se apagará conmigo.

---------------------



UN POEMA BREVE

Estoy tan cansado que éste será un poema breve.
De hecho, no sé por qué me he puesto a escribir
a punto de agotarse otra apenas provechosa madrugada
cuando debería haberme ido a la cama
y soñar, mientras descanso, que estoy aquí sentado
escribiendo un hermoso poema, largo, de al menos
ocho horas ininterrumpidas de silencio,
uno de esos pocos poemas que me hacen sentirme feliz
y que siempre son escritos por otros poetas
mucho más feos que yo, pero a los que odio igualmente.

Podría estar soñando ahora mismo un poema
por ejemplo sobre París,
(un poema hermoso, más de lo que sería estando despierto)
e incluso soñar que me encuentro en París
escribiendo el poema,
concretamente en el café Les Deux Magots,
y que en mi mesa está sentado Baudelaire,
al que conozco de toda la vida,
y me contempla mientras escribo, en admirado silencio,
y noto su envidia hacia mi arte nuevo,
y lo termino y se lo enseño (queda mucha noche
y mucho sueño por delante, puedo escribir
más desde París, puedo escribir en sueños
todo un libro en una sola noche),
y Baudelaire lo lee con calma
y luego me mira a los ojos y me dice:
Nunca llegaré a escribir tan bien como tú.
Te lo mereces todo, todos los premios del mundo, todas
las mujeres del mundo deberían ser tuyas.
Eres un puto genio
.

Pero ahora estoy despierto y muy cansado,
fumando sin parar,
y sólo trato de escribir un poema breve,
mientras sale el sol,
justo antes de irme a la cama,
porque nunca recuerdo mis sueños
y podría escribir el poema más hermoso de la historia
en París, en 1853, con Baudelaire contemplándome
admirado, y sería feliz, y pasaría a la Historia
de la Literatura de mi subconsciente,
pero nunca podría compartirlo con vosotros.